*“Cuando
un fusil me apunta, la cámara me pesa”, revelaba el laureado corresponsal de
guerra, quien fue bolero, linotipista y fotógrafo del Ciclón del Sureste
Voceador de periódicos
por necesidad, bolero que intercambiaba boleadas por datos para sus notas
informativas, linotipista e incipiente aprendiz que a los 15 años fue fotógrafo
oficial del legendario “Ciclón del Sureste”, a sus 47 años, 25 premios (siete
nacionales de periodismo, ocho internacionales, dos mundiales y dos locales,
entre otros) sintetizan 42 años de valor, miedo, profesionalismo y heroísmo de
Antonio Reyes Zurita.
Retratador de la
historia en varios conflictos bélicos de la tierra, el reportero gráfico de
Excélsior, nacido en Tierra Colorada, Macuspana el 9 de octubre de 1940, narró
en 1992 sus inicios en el oficio.
Me inicié voceando los
semanarios de la época porque no existían diarios: El Espía, El Gallo y el Hijo
del Garabato de don Trinidad Malpica. En la transición del gobierno de Manuel
Barttlet Bautista al de Miguel Orrico de los Llanos, nació el diario “Rumbo
Nuevo” de corte “semi oficial” bajo la dirección de Antonio Ocampo Ramírez y Manuel
Antonio Zurita Oropeza, ahí fue donde empecé a hacer mis pininos como
reportero.
En esos tiempos Reyes
Zurita aún no sabía escribir en máquina y su primera nota la hizo en dos horas
y con letras mayúsculas. El jefe de Información, Alfonso Hernández quien
firmaba su columna como “El Lunático”,
se molestó y le dijo que eso no servía y la tiro al cesto de la basura.
Lloré de rabia e
impotencia pero gracias a eso aprendí, y al poco tiempo no solo escribía en
máquina, sino que hacía notas en linotipo.
Don Florentino
Hernández era el administrador y me daba tres pesos por nota. Cuando estaban
buenas, hasta cinco pesos, pero... sentía que a mis notas les faltaba algo más
real, que completara el trabajo y ahí, nació la idea de la fotografía.
LA
PRIMERA CAMARA
La primera cámara
fotográfica se la compré a don Jaime Domínguez que tenía una papelería en 27 de
febrero; me costó 60 pesos. Le di 20 o 30 pesos por la cámara Adox, y el resto
no sé en cuántos periódicos.
Vendí esa y en 1955
compré una Bronnie Fiesta en la Casa Granados en 150 pesos, porque tenía flash,
cuando tenía 15 años de edad. En la noche en la escuela y en la mañana a
repartir suscripciones de Rumbo Nuevo, en una bicicleta que me regaló don
Antonio Ocampo.
Me levantaba a las 4 de
la mañana y a las 7 ya había terminado, a las 8 entraba a la secundaria y salía
a la una o dos de la tarde. Tomaba mi cajón de bolear y me dirigía a los
Ministerios Públicos a reportear la nota roja. Ahí conocí a Chemita Peralta,
Antonio de la Torre, José Manuel Olivé, Sergio Alvarez Morales, Víctor Sol
Casado, entre otros.
Solicitaba datos para
la nota, pero ellos en son de broma, me decían que si les boleaba si me los
daban. Y así hacíamos trueque de boleadas por notas informativas. Dejé la
boleada y de repartir suscripciones.
Carlos A. Madrazo ya
andaba en campaña para la gubernatura de Tabasco...
NACE
UN DIARIO
En la campaña política
de “El Ciclón del Sureste” nació el Diario de Tabasco bajo la dirección de Luis
C. Márquez y el diario Rumbo Nuevo, pasó a segundo término. Reyes Zurita se
integró al equipo del Diario de Tabasco hasta que en 1958 empieza a dar
adelantos de noticias en la XEVT, en un intercambio con don Aquíles Calderón
Marchena: la estación proporcionaba el tiempo y el diario anunciaba la
estación. En septiembre de 1958 nace Telereportaje y es uno de los fundadores
con notas policíacas, pero Madrazo lo quiere como fotógrafo y sin pensarlo dos
veces acude:
Por medio del
secretario de Gobierno, Manuel Gurría Ordóñez, me nombran fotógrafo oficial del
licenciado Madrazo y sigo escribiendo notas para Diario de Tabasco. Madrazo
viaja casi solo a cualquier lado, lo acompañé casi siempre por la foto y la
nota.
En 1959 nace el diario
Presente que se editaba en la compañía Editora del Sureste de don Francisco
Sumohano Heredia. Salgo de Diario de Tabasco y entro a Presente, tardo un año y
renuncio para fundar un semanario llamado El Detective, de notas y deportes.
Duró dos años...
RUMBO
AL DF
En junio de 1961 Reyes
Zurita decide vender todo: laboratorio, algunas cámaras y una bicicleta y con 4
mil 500 pesos se lanza a un destino incierto a la Ciudad de México. Pide
permiso por tres meses al gobernador Madrazo. Lleva presente que tomó un curso
por correspondencia de Investigador Experto en Criminalística, pagado por el
gobernador Orrico de los Llanos cuyas materias aún memoriza: servicio secreto,
dactiloscopia, psicología criminal, medicina legal y derecho procesal.
Buscará a sus amigos
del Ministerio Público en la capital. Allá se encuentra con el licenciado
Nicolás Reynés Berezaluce que es subsecretario de Investigaciones de la
Procuraduría de Justicia del DF y a los 15 días ya estaba trabajando, lo que le
motiva a seguir el curso de investigador que culmina en cuatro años. Sólo
laboró 6 meses en la Procuraduría e ingresó al primer diario nacional:
Novedades.
Llevé dos
recomendaciones: una carta personal del licenciado Madrazo para el director
Rómulo O' Farril de quien era asesor y mis archivos de Rumbo Nuevo, Diario de
Tabasco, Presente y el Detective. Me aceptan e inicio en el periódico de la
tarde como reportero. Tuve problemas y a los seis meses renuncié. Me pusieron a
disposición de Novedades.
Había muchos suplentes
y como sabían que también tomaba fotos, me enviaron al departamento de
fotografía. Mi primer encargo fue cubrir una fuga de reos en Lecumberri, luego
me volvieron 2 años notero de sociales y deportes. Durante ese tiempo abandoné
la fotografía.
En Novedades alterné
con Raúl Velasco, Guillermo Ochoa, Rita Ganem, Leopoldo Borrás y otros. Por
envidias tuve broncas con el jefe de la sección de sociales y casi me corren,
con la consigna de que si quería seguir sería en fotografía. Ahí duré como
subjefe cinco de los 10 años que trabajé en Novedades.
Cubrí la matanza del 68
cuyas fotos nunca se publicaron. Fue mi primer contacto con el miedo y la
muerte. Al inicio de la balacera tomé fotos de francotiradores que estaban en
el hotel Majestic. Recuerdo que todo se inició a las 6:30 de la tarde y terminó
pasado las 2 de la mañana.
El ejército me detuvo y
quisieron quitarme los rollos. Me identifiqué y dije que arreglaran las cosas
entre el director del periódico y el secretario de la Defensa. Así se hizo con
la condición de que entregara los rollos a la dirección. A las dos horas me
soltaron.
Al día siguiente cubrí
el abanderamiento de la delegación mexicana que competiría en las Olimpiadas,
un día después cubrí la llegada de la antorcha olímpica a Veracruz y al otro
día en Jalapa me atacó una crisis nerviosa por todo lo vivido. Fue mi
bautizo...
EN
EL EXCELSIOR DE SCHERER.
Posteriormente Reyes
Zurita acude al lugar de su consagración definitiva: Excélsior. En mayo de 1971
llega al diario de la vida nacional y encuentra a Pepe Reveles (ex compañero en
Novedades) y pregunta por Memo Ochoa que le había prometido ayuda para entrar
el Excélsior. Reveles le da un consejo: “A Julio Scherer no le gustan los
recomendados, aviéntate solo”. Y solo hace antesala 20 minutos en la oficina
del director de Excélsior. Lo recibe muy entusiasta. Le habló al jefe de
fotógrafos y le dijo secamente: “este es el que dicen que es muy buen fotógrafo
de Novedades, dale tres meses de oportunidad y si no sirve ¡mándalo al carajo!
HALCON DULCE, ES DE LOS NUESTROS
Dos fuertes palmadas en
la espalda (como acostumbraba Scherer) y a los 10 días de haber llegado (1 de
junio) debuté cubriendo la matanza del “Jueves de Corpus”, el 10 de junio de
1971. Como era primerizo en el diario me mandaron donde supuestamente no habría
peligro, la calzada de San Cosme, pero resulta que ahí fue la bronca.
Ahí vi venir a varios
jóvenes con varas en las manos, y los rostros cubiertos quienes agredieron a
los maestros manifestantes, comencé a
tomar fotos, y al ser descubierto por quienes posteriormente supe era el
denominado “Grupo Halcón”, corrí a refugiarme a una de las pocas tiendas que
quedaron abiertas en la zona, ahí iba a ser atacado por uno de ellos, cuando se
escuchó un grito “Halcón dulce, es de los nuestros, déjalo ir”, era un agente
de Gobernación, a quien conocí en los tiempos que laboré en la Procuraduría del
DF.
El “Halcón” de
inmediato bajo la vara, al voltearme a ver gritó “pero que se vaya mucho a...”,
por lo que corrí como desesperado, hasta que cuadras más adelante escuché un
chiflido conocido, era un grupo de compañeros que venía en un carro, al cual
logré introducirme por la ventana.
De los 8 fotógrafos de
Excélsior sólo yo pude sacar fotos de la agresión, los demás perdieron rollos y cámaras. Mis gráficas
sirvieron para desmentir a la parte oficial, que decía que no existían los
Halcones.
Hubo protesta
generalizada de los editores de los periódicos por la agresión a la prensa. Al
día siguiente todas las fotos que aparecieron publicadas en todos los diarios
son mías con crédito a Excélsior.
Huyendo de las balas y
palos debuté en Excélsior...
ALEMANIA,
CANADA, MOSCU
El primer encargo a
nivel internacional para Reyes Zurita fueron las Olimpiadas de Múnich, Alemania
en 1972, cuando el grupo terrorista palestino masacró a varios atletas
israelíes. Sólo pudo tomar muy pocas fotos del suceso por las medidas de
seguridad que se implementaron. Regresó a Alemania en 1974 para cubrir el
Mundial del Futbol. En 1976 cubrió las Olimpiadas de Montreal, Canadá, y luego
en 1980 las de Moscú, en la entonces Unión Soviética. En 1979 fotografió un
accidente de aviación que le generó su primer premio nacional de periodismo:
Estaba comprando mi boleto en el DF para Monterrey donde cubriría un partido de
futbol y de repente escuché un fuerte ruido.
Dejé mi maleta y cámara
en mano acudí al lugar. Era un avión de Western que venía de Los Angeles y se
incrustó sobre un camión materialista. Llegué cuando la gente todavía alcanzaba
a salir de la nave envuelta en llamas. Fue horrible aquel 31 de agosto de 1979.
CENTROAMERICA,
Y MEDIO ORIENTE
De 1977 a 1979, desde la “ofensiva final” hasta la caída de Somoza, Reyes Zurita cubrió
la guerra de Nicaragua. Observó como un guardia de la dictadura de Anastacio
Somoza asesinó al reportero norteamericano Steward, ante las cámaras de
televisión. Acción que “Tachito” quiso adjudicársela a los Sandinistas, pero
que la TV desmintió al exhibir las escenas al mundo. Ese fue el asesinato que
aceleró la caída del dictador centroamericano.
El 30 de marzo de 1980,
Reyes Zurita cubrió la masacre efectuada en la catedral de San Salvador, en la
capital salvadoreña, fecha del sepelio de monseñor Oscar Arnulfo Romero,
asesinado por la ultraderecha salvadoreña. Esas fotos le significaron 6
premios: dos nacionales (el oficial y el del Club de Periodistas) dos mundiales
otorgados en Amsterdam, Holanda, por una fundación denominada “Ojo de Oro”; uno
por la Unión de Periodistas Latinoamericanos en Europa (entregado en la antigua
Checoslovaquia) y otro de la agencia EFE de España.
En 1981 es enviado a
Egipto y por circunstancias del destino, presencia la muerte del entonces
presidente Anuar El Sadat, durante un desfile militar. Frente al estrado se
detiene un vehículo, bajan dos hombres armados, acribillan al presidente y
parte de la comitiva, salvándose el ahora ex presidente Mubarak, lo que no
descarta que este haya ordenado la ejecución, según la óptica de Reyes Zurita.
Ese mismo viaje lo
lleva a Líbano, Iraq e Irán “donde es difícil trabajar periodísticamente, pues
las bombas caen por doquier y no hay líneas de fuego”. Ese viaje duró dos
meses.
LOS
DOS MIEDOS: QUEDAR MAL O MORIR
Desde que sales del
periódico vas con dos miedos: quedarle mal al periódico o quedar muerto, narró
Reyes Zurita y cuenta su experiencia del 16 de marzo de 1984 en el poblado
Suchitoto de El Salvador cuando al quedar un grupo de reporteros a dos fuegos
cruzados, pensaron: “todo ha terminado para nosotros”.
Nos avisaron que había
un combate a 60 kilómetros de la capital salvadoreña. Encontramos al ejército y
nos fuimos tras ellos creyendo que avanzaban, cuando realmente se replegaban.
Quedamos en medio de la guerrilla y el ejército 12 reporteros. Había de la NBC,
de la CBS, del New York Times, de la BBC de Londres y Newsweek. Las balas
zumbaron y todos pecho a tierra. De ambos lados llovían las balas. De repente
una alcanzó al compañero de Neesweek, John Hooglan de 38 años. Murió al
instante. Entonces uno piensa: ¿hasta aquí llegue? ¿Seré el próximo?... pero
aun así tomé las fotos. La balacera duró dos horas que a mí me parecieron un
siglo.
Durante la matanza de
El Salvador en el sepelio de monseñor Romero, tuve miedo hasta después de la
masacre, cuando todo pasó. Durante la invasión de Panamá me dieron por perdido
tres días, creyeron que me habían secuestrado pero lo que pasó es que toda
comunicación estaba cortada.
PANAMA
Y NICARAGUA
Comisionado durante 15
años a la dirección general de Excélsior para trabajos especiales y de último
momento, Antonio Reyes Zurita cubrió la invasión a Panamá y la entrega de las
armas de la Contra, así como el triunfo de Violeta Chamorro en Nicaragua.
Iniciada el 20 de
diciembre la invasión yanqui a Panamá, el 24 de diciembre el fotógrafo
tabasqueño encontró este cuadro: Había un ambiente de hambre y suciedad, carne
quemada, destrucción, olores nauseabundos, gente desesperada, y otros
aplaudiendo al ejército invasor como en Penenomé, donde hubo liberación de
presos políticos, quienes gritaban ¡por fin una Navidad sin Noriega!... Había
escasez de alimentos, mucha violencia, muchos robos perpetrados por la gente de
Noriega. En la noche sin verlos, se escuchaba el ruido de los aviones y luego
la caída hasta de 500 paracaidistas, todos camuflados, como si fueran árboles
vivientes.
Ante esa superioridad,
el ejército de Noriega entregó las armas y algunos las venden ante las tropas
invasoras. La radio que al principio de la invasión se volvió clandestina con
llamados a la liberación, se entrega al enterarse que Noriega está refugiado en
la Nunciatura, y no se ha disparado ni un tiro. En tres días los
norteamericanos controlan la capital y en seis todo el país. Noriega no tiene
escapatoria...
Reyes Zurita había
viajado en una avioneta, acompañado de la periodista Rita Ganem, hasta la
frontera entre Panamá y Costa Rica. En la aduana se tardaban en revisar y
autorizar su ingreso. Rita Ganem decidió adelantarse. En el Chiriquí fue
secuestrada. A ella y sus camarógrafos les robaron todo.
Reyes Zurita tomó sus
precauciones y se internó en territorio panameño con dos cámaras escondidas bajo
la chamarra. Logró excelentes imágenes... únicas.
Desde la ciudad de
Panamá, narra que un compañero Luis Humberto González -quien luego colaboró en
La Jornada-- le revelaba sus rollos y transmitía sus fotos.
La entrega de las armas
de la Contra es la culminación de 13 años de guerra en Nicaragua, la cual según
estadísticas dejó más de 125 mil muertos de 1977 a 1990, año en el que los
sandinistas perdieron el poder por medio de los votos ante la Unión Nacional
Opositora (UNO) que encabezó Violeta Chamorro.
Sentí alegría y
tristeza, porque ¿para qué llegar a todo esto? Yo creo que los sandinistas
perdieron el rumbo, se volvieron soberbios y durante 10 años se la pasaron
mentándole la madre a Estados Unidos, 10 años de hablar de armas y lo que menos
le gustó al pueblo: el servicio militar obligatorio. El pueblo se cansó de
guerra, hambre y pobreza y si aguantaron, fue por la ayuda del exterior como la
de México. El pueblo que los apoyó contra Somoza les dio la espalda. La guerra
aniquila al más débil y en este caso, Nicaragua lo era ante Estados Unidos.
LA
FOTOGRAFIA Y EL PODER
En términos generales
Reyes Zurita opina que existe cierta discriminación hacía la fotografía como
género. Esto es patente en la actitud de los poderosos: “muchos de ellos
consideran al fotógrafo, como periodista de segunda”. “Pero cuando has logrado
un nombre –el político o su jefe de prensa-- está siempre pendiente si la foto
lo beneficia o lo perjudica... o todo lo contrario”, añade festivo.
Luis Echeverría, José
López Portillo y un poco Miguel de la Madrid son los políticos más “posadores”
que he conocido. Eso en el ámbito nacional; de la pléyade de figuras de la
política mundial que la lente de Reyes Zurita ha plasmado, ninguno es tan
patentemente ególatra como Fidel Castro.
De los políticos
tabasqueños el más vanidoso que conoció es al ex gobernador Enrique González
Pedrero, con quien tuvo alguna fricción cuando estuvo al frente de la
administración estatal.
Al respecto Reyes
Zurita recuerda: “En cierta ocasión el reportero Armando Sepulveda y este
servidor fuimos enviados aquí a Tabasco para entrevistar a algunos líderes
petroleros y armar un reportaje sobre el tema; era a mediados del régimen
gonzalezpedrerista.
En esas estábamos
cuando nos enteramos que había problemas serios, enfrentamientos, por lo del
Pacto Rivereño. Así que nos fuimos a la zona del conflicto y efectivamente,
llegábamos apenas y la violencia iniciaba. Los del pacto habían cerrado pozos y
bloqueado algunas carreteras, así que la fuerza pública arremetió contra ellos,
repartiendo golpes y lanzando gases lacrimógenos. Yo tomé fotos y las mandé a
Excélsior. Aparecieron publicadas al día siguiente.
Días antes habíamos
solicitado una entrevista con el gobernador, pero ni respuesta nos habían dado.
Pero al publicarse las fotos, González Pedrero nos mandó a llamar, aunque era
sábado. Se realizó la entrevista y para aclarar lo del Pacto Rivereño nos
remitió con el procurador Rubén Dario Vidal Ramos, a quien yo conocía. Este nos
aseguró que no pasaba nada, que fuéramos a comprobarlo, que podíamos ir a donde
quisiéramos. Nos asignó para ello una unidad y un chófer.
Para esto ya era
domingo. El conductor me preguntó ¿a dónde vamos?, a la cárcel, le contesté.
“Nos fuimos
directamente a las celdas. Había alrededor de 20 detenidos como implicados en
los disturbios ocasionados por los bloqueos. Tomé mis fotos y las mandé al
periódico. Al otro día les dieron primera plana...”
-¿Consecuencias?
-Negativas, en lo
personal, ninguna, algún reclamo nada más. Pero me dijeron que las fotos
sirvieron para que los detenidos fuesen dejados en libertad y para apresurar la
solución del conflicto. Si fue así ¡qué bueno! Aquellas fueron fotos de
denuncia.
PUEDO
PERDER LA VIDA, PERO NO LA FOTO
“Cuando un fusil me
apunta, la cámara me pesa”, revelaba. “La noticia no tiene hora ni palabra de
honor. No es Dios, pero puede aparecer en cualquier momento y en cualquier
lugar y el reto es salir a cazarla”, exponía.
Ser un buen soldado de
la lente también tiene su precio. Hay que sacrificar compromisos familiares,
días de descanso, días “festivos”, vacaciones. Este reportero gráfico siempre
pagó por adelantado: “Puedo tener miedo, puedo perder la vida, pero no la
foto”, decía.
“En nuestro pueblo
(Tierra Colorada, Macuspana) no había parque. Construyeron uno, y mis paisanos
le pusieron mi nombre”, narraba orgulloso.
LOS
PREMIOS
A lo largo de su
carrera Antonio Reyes Zurita obtuvo siete premios nacionales de periodismo en
fotografía y uno especial en el género de crónica, además de haber recibido
premios internacionales en Puerto Rico, Holanda, Argentina, España y la antigua
Checoslovaquía.
En 1984 la Universidad
Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) lo hizo acreedor al premio “Juchimán de
Plata”, en la categoría de medios de comunicación.
En octubre de 1996 el
comité del premio “José Pagés Llergo”, lo distinguió con otro galardón más a su
trayectoria.
En mayo de ese mismo
año, bajo el patrocinio de Excélsior, presentó su libro “El Poder del Papel ¿Yo
Quijote?”, en el que narra un sinnúmero de experiencias y anécdotas vividas en
más de 4 décadas detrás de las cámaras fotográficas.
** Entrevista publicada el 7 de junio de 1992, en el "Semanario Perspectivas", por el periodista Armando Guzmán Zurita